¿Peor que el tabaco? ZONA EGO-FREE en la empresa
¿Qué podemos hacer para mejorar el clima laboral en la empresa? Cuando la susceptibilidad, la envidia, la crítica destructiva, la necesidad de abarcar poder y protagonismo, el ansia enferma de reconocimiento y admiración, la ceguera en asumir errores y omisiones, la rigidez en los planteamientos, la incapacidad para el diálogo… ¿no son estos como «humos» generados por los egos? Todos sabemos que sí, pero ¿qué podemos hacer para prevenir y descontaminar el ambiente laboral?
Similar al concepto de smoke-free, mi amiga Teresa Vallès, decana de la Facultad de Humanidades de la UIC propone crear una zona «libre de egos» como bombona de oxígeno en las empresas. Aquí tenéis su artículo en el blog de la UIC «Sumando historias».
El humo del egocentrismo y el afán obsesivo de autoafirmación contaminan de manera tóxica el clima laboral. La Dra. Vallès propone crear una campaña de desintoxicación en tres etapas: información, tratamiento y conservación. La primera sería tomar conciencia de los perjuicios para la mente y el cuerpo de este tipo de contaminación. Tomar conciencia de cuando generamos humo tóxico, porque una cosa es la recta autoestima, la conciencia del valor de la propia vida, y otra la enfermiza necesidad constante de auto-afirmación.
La segunda sería declarar espacios ego-free, zonas libres de egolatrías en cualquiera de sus manifestaciones. Si alguien necesita en una reunión su dosis de vanagloria, podría entrar por unos minutos en una zona de juegos competitivos, ceremonias, entrega de medallas, aplausos y actores dispuestos a hacer reverencias.
La tercera sería la clave definitiva del éxito de la campaña: la creación de una sala de mantenimiento donde todos pudieran hacer unos minutos de ejercicios de liberación del ego, donde se pudieran mirar al espejo, reírse de sí mismos y relativizar los éxitos y el miedo al fracaso. Todo ello administrado de manera controlada, con prescripción facultativa hasta la total desintoxicación del paciente.
Sin duda esta propuesta que mi amiga tilda de utópica, produciría efectos sobre la productividad laboral, aumentando la eficiencia de un equipo de trabajo libre de egos. ¿Sí?
Totalmente de acuerdo con la Dra. Vallès. Tenemos un pais con personas sumamente egocentricas, pienso que son personas con una falta de seguridad y mediocridad en su trabajo y en tomar decisiones.
Importante tema el tratado. Desgraciadamente no afecta solamente al ámbito laboral, ya que abarca a la sociedad entera y en muchos otros aspectos que no se mencionan. Estamos asistiendo, con mucha irresponsabilidad colectiva, al desmoronamiento de un conjunto de principios tanto éticos como morales, que la sociedad occidental había alcanzado después de muchos siglos de aprendizaje doloroso. Vamos mal y temo que estamos en la senda de ir a peor. Lamento tener que hacer estos comentarios, que desearía fuesen equivocados o que se pudiesen enmendar. RMG
me parece que el problema no es el yo, sino que no se ha superado la «fase del yo» (adolescencia y vida centrada en sí). Las empresas cultivan con frecuencia el yo enfermizo, en forma de «reconocimientos» exagerados que terminan en halagos que promueven mas odio o envidia que admiración y emulación, «lineas de carrera», mas ilusorias que posibles, «sueldo variable» desproporcionado por inequitativo, etc, etc. ¿Solución? Cultivar la Persona: dueña de la naturaleza humana (cuya cúspide es el yo bien entendido), cuyo contenido (de la persona) es la propia intimidad, destinadaa darse libremente, etc, etc. En fin vean a Leonardo Polo que da, en mi opinión, en el clavo
Damos por sentado que existe un clima laboral «infumable» en todas las Empresas, como la vida misma, aunque sin generalizar, así es, y nos pasamos la vida, los Consultores de RR.HH., dando cursos y conferencias para evitarlo, así fué hace ahora 42 años cuando empece a trabajar, y sigue.
¿Me pregunto? Hay solución, que no sea educación, formación continua, motivación, creo que se trata de un CAMBIO DE MODELO DE EMPRESA que esta tardando demasiado.
Mientras a seguir…..
Me gusta el enfoque, está muy relacionado con las ideas de respeto a sí mismo y a los demás, pilares de las interrelaciones sanas. Gracias por trasladárnoslo, Nuria 🙂
Gracias por el punto para nuestro auto-análisis y critica constructiva.
Si bien es cierto que la sociedad que habitualmente nos rodea no permite disponer fácilmente de esos espacios tan necesarios como los descritos por la Dra. Vallès.
Quizás con el buen hacer en el día a día de quienes tomamos decisiones, trabajando con humildad, mostrándonos transparentes y cercanos, formándonos continuadamente para ser mejores personas…. y solo quizás, podamos llegar a ser capaces de aportar el oxigeno necesario para día a día, tener un poquito menos de ego en nuestro entorno.
Actualmente hay empresas que inician procesos de continuidad generacional, en las que quizás los fundadores se centraban más en el negocio, mientras que los empresarios continuadores se centren más en las personas, éste cambio de enfoque ya puede ser un punto disruptivo de lo que expone Jordi Piñol en su comentario.
Gracias de nuevo Nuria (y Dra. Vallès) y que tengáis un gran fin de semana.
Estamos pasando por un tiempo de auténtica desafección entre trabajador y empleador, no siendo coincidentes los intereses de ambos. Tantos en Pymes como en multinalcionales…toca reflexionar a fondo. No son momentos de utopía sino de practicidad.
Gracias Nuria, como siempre una gran aportación.
Me encantan las estrategias sencillas y prácticas que propone la Dra. Vallès.
Gracias Nuria por ofrecernos información tan necesaria y valiosa….
También los venezolanos sufrimos del egocentrismo, el individualismo…y no digamos de la envida…
Un saludo cordial y afectuoso
Sería una excelente campaña, sin duda alguna!
El ego, según Wayne Dyer «edge God out» – dejar a Dios afuera, es la ausencia de la libertad humana. Es el temor, es la necesidad de afirmación como bien dices, es el falso yo que nos hace actuar como competidores, como enemigos, incluso.
En la vida, mejor dejar afuera el ego y permitirnos ser la plenitud de lo que somos.