Doing good …and well!
«Si se alcanzaran los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (SDG´s) que propone la ONU se desbloquearían 12 billones de dólares anuales en posibilidades de negocio, que serían 24 si la presencia de la mujer en las plantillas llegara al 50%».
Lo dijo Marcos Neto, director del Centro Internacional para el Desarrollo en el Sector Privado en Estambul, perteneciente al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, y cuya labor es atraer a la empresa privada y fundaciones para contribuir a la consecución de los objetivos de 2030. La realidad es que no hay dinero público suficiente y se necesita de la empresa privada para conseguirlo:
«No hay dinero público suficiente. El sector privado es el motor del mundo: crea el 90% de los empleos y genera el 60% del PIB mundial. Su innovación, su creatividad, su experiencia tecnológica y su inversión son esenciales. Sin la aportación del sector privado no hay SDG’s. Somos la primera generación que puede acabar con la pobreza o con los efectos del cambio climático».
Este es solo uno de los muchos comentarios interesantes que se dijeron en la 16ª edición de la conferencia Doing Good, Doing Well (DGDW), donde Neto fue uno de los más de 50 ponentes, organizada enteramente por alumnos del MBA del IESE. El tema de este año giraba en torno a esos 17 objetivos que Naciones Unidas se propone haber alzanzado para el 2030 (y que podéis encontrar en este link). Se habló sobre todo de sostenibilidad, de responsabilidad, y se bajó a la arena de lo concreto en numerosas sesiones y paneles que se centraron en aspectos más concretos como las energías, el agua, los suministros, la contaminación, la salud, etc.
Quedó muy claro que no se trata solo de un tema de responsabilidad social corporativa, sino de que conseguir esos objetivos en beneficio de todos sea un gran negocio, rentable y con beneficios continuados en el tiempo.
La visión cortoplacista de muchas empresas dificulta la obtención de los SDG’s, porque se requiere un esfuerzo inversor y de colaboración entre empresas, gobiernos y sociedad en un periodo sostenido en el tiempo.
Una vez más, lo más importante son las personas. La sostenibilidad debe estar respaldada por valores sociales y humanos, encarnados en personas que creen en ellos y los ponen en práctica.
Ahora me encuentro en Miami dirigiendo la segunda edición del Programa Enfocado Mujeres Consejeras y consejables del sector de la Banca, principalmente, y una vez más se confirma que la sostenibilidad (de cada empresa y de sus stakeholders) es uno de los temas fundamentales a presentar, a debatir y a seguir en las sesiones del Consejo de Administración.
Muchas veces no se trata de hacer más cosas, sino de hacer bien lo que se hace, es decir, anticipando las consecuencias para terceros.
Las primeras líneas de Dueños de nuestro destino (el libro que escribí con Maruja Moragas) ilustran perfectamente este tema:
«El mundo cambiará cuando cada uno de nosotros cuide a fondo de lo único que puede cuidar: de sí mismo, de forma que seamos capaces de ir recomponiendo paulatinamente los profundos desgarrones que se han ido produciendo en el tejido social.» (Pág. 13)
A finales de abril se publicará un practicum de este libro, que se titulará Integrar con éxito la trayectoria profesional y personal.
Franz Heukamp, Dean del IESE, en la sesión inaugural del DGDW nos animaba a ser proactivos y creativos:
«Si aún no has hecho nada por el mundo… ¡ya es hora de que lo hagas!»
Enhorabuena por la actividad que organizaron en el IESE. Conviene revisar los objetivos planteados por Naciones Unidas y aterrizarlos en prácticas concretas, en este caso, destacar que la sostenibilidad, esa mirada del largo plazo tan conveniente, debe estar apoyada en valores sociales y humanos… y se logra con la colaboración de personas que quieren dejar huella en el mundo.