La soledad, una nueva epidemia
Una de cada cuatro personas se siente sola en la sociedad de la hiperconexión y las redes sociales. ¿Qué está fallando? Un reciente artículo de El País (ver artículo aquí) analiza la soledad que sufren hoy en día muchas personas, en situaciones que nos parecerían las menos propicias para el aislamiento. Son personas que viven rodeadas de gente, que tienen trabajos presenciales y comparten el día con un equipo en la oficina, que pertenecen a familias amplias, que cuentan con amigos de sobra… ¿Por qué se sienten solas estas personas? Muy posiblemente, si estás leyendo esto, te sientas identificado. O quizá los que ahora mismo tienes a tu alrededor sienten ese mordisco de la soledad…
La mayoría de estas personas quizá no son solitarias por naturaleza, pero se sienten socialmente aisladas aunque estén rodeadas de gente. El sentimiento de soledad, al principio, hace que una persona intente entablar relación con otras, pero con el tiempo la soledad puede fomentar el retraimiento, porque parece una alternativa mejor que el dolor del rechazo, la traición o la vergüenza. Cuando la soledad se vuelve crónica, las personas tienden a resignarse. Pueden tener familia, amigos o un gran círculo de seguidores en las redes sociales, pero no se sienten verdaderamente en sintonía con nadie.
Hace pocos días, saltó a los medios la noticia de un gallego encontrado muerto en su casa, rodeado de basura, aquejado del Síndrome de Diógenes (recoger todo lo que se encuentra en la calle):
Falto de amistades, esquivo y de escasas palabras, Taboada encontró en las redes sociales el universo que aparentemente ansiaba. Se inventó un alias y empezó a llamar la atención. Colgó la imagen de un espermatozoide y debajo se presentó: «Una foto mía, muy vieja». Era ingenioso. En otra instantánea, tras los recientes atentados de París, escribió en lo alto de una postal de la Torre Eiffel: «Ora por París»…
Y así, entre lazos negros de solidaridad, mensajes de amor y paisajes bucólicos de su tierra, José Ángel se fue haciendo un nombre. Lo que el mundo real le había negado, se lo dio el mundo virtual: le seguían 3.544 amigos en Facebook.
(Aquí puedes leer la crónica en El Mundo)
John Cacioppo, Profesor de Psicología, Psiquiatría y Neurociencia del comportamiento en la Universidad de Chicago, ha estudiado ampliamente el aislamiento social como riesgo importante de incidencia de enfermedades (morbidez) y mortalidad. Señala que el cerebro es el órgano clave para las conexiones y procesos sociales, porque una misma experiencia social puede ser percibida como protectora y acogedora o explotadora y aislante. Y aunque constata la dificultad de medir los efectos neurológicos de la soledad en individuos que viven en las periferias de la experiencia social, hay estudios experimentales que produce cambios significativos en procesos y estructuras cerebrales. Si bien estos efectos no son uniformes en todo el cerebro, sí afectan a regiones cerebrales concretas que reflejan las diferencias entre las demandas funcionales de aquellos viviendo en aislamiento y los que conviven en sociedad.
Algunos efectos de la soledad en la salud son la baja calidad del sueño, preferir comer o beber solo a compartir con los demás, susceptibilidad a virus como el de la gripe, mayor estrés, aumento del riesgo de demencia, o riesgo de muerte prematura. Desde luego, no debemos llegar a extremos huyendo de la soledad, porque hay una soledad buena, buscada, querida, que tiene mucho que ver con el silencio. Saber estar solo y en silencio es un aprendizaje que sirve para reconectar con uno mismo. Es necesario integrar esos momentos de silencio en soledad, integrarlos significa saber combinarlos con el encuentro con el otro, sin llegar al exceso de palabrería que aturde, ni quedarse aislado en un exceso de silencio que crea un clima de frialdad y vacío innecesario. (Mauricio Artieda para Catholic.Link, ver artículo aquí)
El silencio es parte integrante de la comunicación y sin él no existen palabras con densidad de contenido. En el silencio escuchamos y nos conocemos mejor a nosotros mismos; nace y se profundiza el pensamiento, comprendemos con mayor claridad lo que queremos decir o lo que esperamos del otro; elegimos cómo expresarnos. Callando se permite hablar a la persona que tenemos delante, expresarse a sí misma; y a nosotros no permanecer aferrados solo a nuestras palabras o ideas, sin una oportuna ponderación. Se abre así un espacio de escucha recíproca y se hace posible la relación humana más plena. En el silencio, por ejemplo, se acogen los momentos más auténticos de la comunicación entre los que se aman: la gestualidad, la expresión del rostro, el cuerpo como signos que manifiestan la persona. En el silencio hablan la alegría, las preocupaciones, el sufrimiento, que precisamente en él encuentran una forma de expresión particularmente intensa. Allí donde los mensajes y la información son abundantes, el silencio se hace esencial para discernir lo que es importante de lo que es inútil y superficial. Por esto, es necesario crear un ambiente propicio, casi una especie de “ecosistema” que sepa equilibrar silencio, palabra, imágenes y sonido.
Mensaje de Benedicto XVI para la XLVI Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales.
En este video, titulado La innovación de la soledad, vemos el engaño que supone la simulación de actividad social, a través de las redes, la colección de «amigos», la invención de actividades para hacerse la ilusión de una vida llena:
Pero no vayamos a perder de vista el gran beneficio que suponen las redes sociales. Facebook, Twitter, Instagram, LikedIn… nos permiten interactuar con personas reales, tanto social como profesionalmente. Una de las grandes virtudes de estos medios es, por ejemplo, su aportación al proceso de selección de empleados nuevos. Al respecto, dice la Profesora del IESE Mireia Las Heras:
Contratar a un nuevo empleado es, sin duda, una decisión importante para cualquier empresa. El proceso de selección es caro, y cometer un error en la contratación puede resultar costoso. En la era digital, los procesos de selección han cambiado mucho, por lo que las empresas deben aprovechar las herramientas digitales para encontrar a las personas adecuadas.
Las empresas necesitan empleados que demuestren ser maduros, productivos, con buenas habilidades comunicativas y que estén alineados con los intereses, la cultura y los valores de la empresa. También deberán ser flexibles y tener la capacidad de adaptarse a entornos cambiantes.
Si las características del trabajador son, en esencia, invariables, ¿qué es entonces lo que ha cambiado últimamente? Ha cambiado el mercado. La tecnología ha hecho que el proceso de selección sea mucho más transparente. Por ejemplo, las empresas, en la actualidad, tienen acceso a la huella digital que los empleados dejan en LinkedIn, Instagram, Facebook o Twitter. Estos canales están difuminando la línea entre la persona privada y la persona pública, pero, a la vez, los empleados también se benefician de esta nueva transparencia. Gracias a herramientas como Nuvelo en España, los empleados pueden obtener información sobre puestos de trabajo y salarios.Los currículos y las entrevistas no son ni la única ni la mejor forma de encontrar talento. Han surgido nuevos métodos, como los consistentes en que empleados de una empresa recomienden a personas que reúnen ciertos requisitos para ocupar puestos de trabajo en ella. En ocasiones, estas referencias llevan asociadas incentivos económicos para los empleados. De esta forma, las personas que ya conocemos nos conectan con otras que crean un nuevo (y no redundante) flujo de información. Se trata de intentar que los individuos con talento atraigan a otros que puedan contribuir y sumarse a los planes de la empresa.
Las reglas han cambiado. En el lugar en el que, hace no tanto tiempo, currículos en papel (enviados por correo tradicional) se apilaban hasta llegar al techo, ahora nos encontramos con un espacio abierto. Ya no podemos limitarnos a escoger únicamente entre los que llaman a nuestra puerta: resulta indispensable dar con las personas que queremos, dondequiera que se encuentren.
Desde el IESE, con el deseo de fomentar que las empresas encuentren el mejor talento del mercado y que el coste de la búsqueda sea el menor posible, hemos organizado un Taller con Alex López, con quien ya hemos colaborado en ocasiones anteriores con gran éxito. El taller ayudará de modo práctico a los directivos de Selección de Personas a utilizar un medio tan eficiente como Linked-in para detectar, atraer y seleccionar a los candidatos.
Más información e inscripciones al Taller aquí.
Por último, y sobre el silencio, quiero compartir con vosotros un artículo que escribió mi hija hace algunos años, mientras estudiaba medicina en la Universidad de Navarra y asistía también a algunas asignaturas del grado de filosofía. Podéis leerlo aquí, en este antiguo post del blog.
¡Hasta la semana que viene!
He disfrutado leyendo lentamente y en silencio, tu artículo y muy en particular el escrito de tu hija, cuando estudiaba la carrera de medicina. Levanto la vista y veo el verdor de los árboles que rodean mi departamento y a lo lejos un cerro cubierto de una bruma, que no sé si es una nube baja o la niebla que muchas veces hace más enigmático el paisaje de estas tierras. Gracias por tus palabras, meditadas y escritas en silencio. RMG.
Recomiendo este video sobre el poder de una conversación real frente a muchos emails.
https://youtu.be/fYOfWpZ6g5c
Gracias, Roberto, por tu comentario.
Buenísimo el vídeo sobre el poder de las conversaciones, Cristina.
Muy buena la entrada, da que pensar la verdad. Es cierto que vivimos en un mundo hiperconectado y en definitiva muchas veces se consigue el efecto contrario. Triste pero cierto.
Un saludo