Invisibles… ¿para quién?

¡Cuántas veces nos sentimos invisibles en casa, en el trabajo, entre conocidos…!

Me llega un vídeo espléndido que quiero compartir con vosotros, porque seguro que todos nosotros hemos vivenciado en algún momento la falta de escucha de nuestro más próximo, el pasotismo o la falta de respuesta ante una comunicación nuestra. Conocemos bien el malestar que conlleva: frustración, soledad, impotencia,… Y todo ello lo sentimos, porque la comunicación está siempre presente entre las personas humanas y el hecho de no tener respuesta parece estar comunicándonos lo peor: «Tú no existes para mí».

Aunque no sea siempre ésa la verdad, descalificar al otro con el ninguneo -aunque sea inconsciente o sin mala voluntad-, denota una falta de interés que no sólo hiere, sino que es una injusticia que va minando la relación y la autoestima del otro.

Y ahora, ya sabiendo las graves consecuencias de esas omisiones, ¿cuántas veces somos nosotros la causa del ninguneo por el que otros se sienten invisibles? Hagamos hoy un esfuerzo por ser conscientes de ello y pongamos remedio, dando un feedback inmediato y empático a la comunicación de nuestro más próximo.

En el libro «Dueños de nuestro destino» ya comentamos los distintos motivos que nos llevan a querernos (extrínsecos, intrínsecos y trascendentes) y que influyen en la calidad de nuestro amor hacia nosotros mismos y hacia los demás. El nuevo libro de M. Esparza «Amor y Autoestima» nos abre nuevas vías de entendimiento y el mejor fundamento para desarrollar nuestra capacidad de amarnos, de amar y de ser amados.

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4 Comentarios

  1. Estimada y admirada Nuria:
    Así es cómo me siento yo. Te agradezco mucho que nos hasgas llegar estos videos que nos recuerdan cuál es el sentido de nuestra vida.
    Teresa

  2. cristina moreno

    Querida Nuria,
    Muchas gracias por hacernos llegar este video, y lo que hay detrás! He estado curioseando en la página web y los temas de otros videos colgados ahí. Es una iniciativa muy interesante.
    Me ha encantado oír que hay personas que valoran el trabajo anónimo. Es un gran símil, compararlo con el de los que construyeron las catedrales medievales: anónimos, sin oportunidad de ver terminada la obra, perseverantes aun cuando saben que «nadie» lo verá, conscientes de ser una gotita en el inmenso mar, un eslabón más de la cadena, y en paz consigo mismos y el resto de la humanidad, porque la satisfacción del trabajo bien hecho no necesita del escaparate de la publicidad para ser disfrutada íntimamente.
    Gracias y un abrazo
    cristina

  3. Hola Nuria,

    Hace un par de días me llegó un e-mail con el escrito y el link que sigue a mi comentario. Creo que es un precioso ejemplo de amor y sacrificio por los demás, especialmente por referirse a aquellos que , por no ser iguales , en la acepción más cruel y desalmada con que suele aplicar este calificativo nuestra sociedad, corren el riesgo de ser excluídos y, por lo tanto, pasar desapercibidos , en definitiva,»ser invisibles» para los demás.
    Ahora os dejo con el mensaje…

    El hijo le preguntó a su padre: ¿Papá, formarias parte en el
    maratón conmigo? El padre respondió, ¡Si!
    Fueron al maratón y lo completaron juntos. Padre e hijo fueron juntos a otros maratones, el padre siempre decía ‘si’ a las
    solicitudes de su hijo de ir juntos en las carreras.
    Un día, el hijo le preguntó a su padre: ¿Papá, vamos a participar juntos en el ‘Ironman’? El padre le dijo «si» también.

    El triatlón Ironman abarca unos 3,86 kilómetros nadando en
    el océano, seguida por unos 180,2 kilometros de paseo en
    bicicleta, y terminando con unos 42,195 kilometros de maratón a lo largo de la costa de Big Island.
    AHORA MIRA EL VIDEO:

    http://www.tangle.com/view_video.php?viewkey=8cf08faca5dd9ea45513

  4. […] el anterior post “Invisibles…¿para quién?“, Josep María Miranda me comentaba acerca de un vídeo impresionante. He creído oportuno […]

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